Juan José Esparragoza Moreno, más conocido como El Azul, fue una figura infame y elusiva en el mundo del narcotráfico en México. Se destacó como uno de los líderes más poderosos e influyentes de los cárteles mexicanos, en particular dentro del Cártel de Sinaloa. Su larga carrera en el tráfico de drogas, que abarcó varias décadas, se caracterizó por su capacidad estratégica, lo que lo convirtió en uno de los capos más respetados y misteriosos del inframundo criminal de México.
Primeros años y entrada en el narcotráfico
Nacido el 3 de febrero de 1949 en Huixtla, Sinaloa, Juan José Esparragoza Moreno tuvo una vida relativamente discreta al principio, pero su ascenso en el tráfico de drogas comenzó a finales de los años 70. Comenzó como miembro del Cártel de Guadalajara, uno de los primeros grandes cárteles de drogas de México. Este cártel fue fundado por Miguel Ángel Félix Gallardo, Rafael Caro Quintero y Ernesto Fonseca Carrillo (Don Neto). Durante este tiempo, Esparragoza trabajaba como ejecutor y pronto ganó el apodo El Azul debido a su tez oscura y su comportamiento calmado.
Transición al Cártel de Sinaloa
Después de la caída del Cártel de Guadalajara a finales de los años 80, tras el asesinato del agente de la DEA Enrique “Kiki” Camarena, los grupos de narcotraficantes mexicanos se dividieron en facciones. Esparragoza Moreno fue clave en la formación del Cártel de Sinaloa, trabajando en estrecha colaboración con líderes notorios como Joaquín “El Chapo” Guzmán, Ismael “El Mayo” Zambada y Héctor Palma.
A diferencia de muchos de sus contemporáneos, El Azul era conocido por su enfoque diplomático. Evitaba los reflectores y usaba sus habilidades de negociación para resolver disputas tanto dentro como entre cárteles. Esto lo convirtió en un activo valioso en el mundo del narcotráfico, donde a menudo prevalecían la violencia y el caos.
Rol como líder del cártel
El rol de Esparragoza en el narcotráfico no se caracterizó por despliegues ostentosos de poder o violencia despiadada, como el de muchos de sus contemporáneos. En su lugar, fue una figura estratégica que facilitaba la cooperación entre diferentes grupos, ganándose la reputación de ser un “pacificador” dentro del narcotráfico mexicano. Esto le permitió acumular una influencia y riqueza considerables mientras mantenía un perfil bajo.
A pesar de su papel clave en el tráfico de enormes cantidades de cocaína y otras drogas hacia Estados Unidos, El Azul a menudo fue eclipsado en la percepción pública por líderes más mediáticos como El Chapo. Sin embargo, muchos expertos creen que su estilo diplomático y su capacidad de negocios lo hicieron tan poderoso, o incluso más, que muchos de los líderes de cárteles más violentos.
Teorías sobre su muerte
Uno de los aspectos más misteriosos de Juan José Esparragoza Moreno es la incertidumbre que rodea su muerte. Los informes oficiales afirman que El Azul murió en junio de 2014 a causa de un infarto provocado por las lesiones sufridas en un accidente automovilístico. Sin embargo, ha habido mucha especulación y escepticismo sobre estos informes, dada su larga historia de evadir la captura y mantenerse fuera del ojo público.
A pesar de las afirmaciones del gobierno, muchos dentro de las fuerzas de seguridad y los medios han cuestionado si realmente murió, ya que nunca se ha presentado evidencia concluyente, como un cuerpo. Persisten los rumores de que pudo haber fingido su muerte, una táctica no poco común en el mundo de las organizaciones criminales de alto nivel, para escapar de la presión de las fuerzas del orden.
Legado
Ya sea que El Azul esté muerto o no, su legado en el narcotráfico mexicano es innegable. Su enfoque único de liderazgo, centrado en la diplomacia en lugar de la violencia, lo distinguió de otros capos. Jugó un papel importante en la transformación del Cártel de Sinaloa en una de las organizaciones criminales más poderosas y perdurables del mundo.
A pesar de su perfil relativamente bajo en comparación con figuras como El Chapo, la influencia de Esparragoza en el mundo de las drogas ha dejado una huella duradera. Su capacidad para fomentar la cooperación entre cárteles rivales probablemente contribuyó al éxito continuo del Cártel de Sinaloa, incluso en medio de las sangrientas guerras de cárteles que devastaron México a principios de los 2000.
Conclusión
Juan José Esparragoza Moreno, conocido como El Azul, sigue siendo una de las figuras más enigmáticas en la historia de los cárteles de drogas mexicanos. Su legado es el de un líder estratégico y calculador que prefería la negociación sobre la violencia, lo que le permitió permanecer como una figura poderosa detrás de escena. Ya sea que realmente haya fallecido en 2014 o no, su influencia sigue resonando en el narcotráfico moderno, particularmente dentro del Cártel de Sinaloa, que continúa siendo una de las organizaciones criminales más poderosas del mundo.